Poco a poco, lentamente, se
disipa la bruma y emerge el Sol, inevitablemente. Atrás quedó la noche repleta
de sueños desvanecidos y por delante todo un día de horizontes limpios. Lloran
las ramas, de árboles todavía dormidos, gotas de rocío a nuestro paso mientras
pájaros ocultos nos deleitan con sus trinos.
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