Mar y cielo se funden, y
confunden, en la línea de horizonte. Una isla al fondo y una barca, en medio,
navegando; a la izquierda reflejos de un sol tímido, entrenublado, y a la
derecha la cabeza de una barandilla encalada; por detrás nosotros, contemplándolo
todo, y más atrás una mañana de domingo, apacible y en calma.
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