De tu historia de novia zaherida
y esposa humillada aprendí a quererte un poco más de lo que hasta ese relato
sentía. Solidario amor, protector frente a la afrenta de otras dos enamoradas
almas. Infame triángulo que por ti hubiera cortado con mi afilada espada para,
por fin, liberarte de tan pesada carga. El tiempo no vuelve atrás, siempre
avanza, y el destino estaba ahí esperando a que un día me encontraras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario