Antes de que empiecen a sonar las campanas anunciando un nuevo día, un nuevo mes y un año nuevo, echo la vista atrás con la intención de hacer balance, tarea propia de contables. Y ordenando todas las partidas en el activo y el pasivo de mi vida, lo que tengo, porque es mío, y lo que debo, porque me prestaron, la fotografía muestra, como no podía ser de otra manera, un equilibrio patrimonial y un beneficio final en los tres capítulos más importantes: Salud, Dinero y Amor. Cierto que fue un año diferente, que pasé la covid, que me confinaron, que no pude hacer todo lo que quise hacer, pero aun así hice cosas que nunca pensé que hiciera en mi vida. Pude trabajar, caminar, leer, escribir, viajar, ver películas, exposiciones y asistir a algún concierto, pude estar con la familia y con los amigos y amigas, pude amar y fui amado. Hubo gente que lo pasó y lo sigue pasando mal. Gente que sufrió y murió. Gente con un presente triste y un futuro incierto. Esta es la nota aclaratoria, mi carta de manifestaciones, lo que tengo que decir de 2020. Él no tuvo la culpa de que un virus asesino nos amargara la fiesta. Yo lo recordaré con cariño, tristeza y alegría, porque, a pesar de todo, me dio más de lo que yo merecía.