lunes, 20 de enero de 2020

En trance


Por métodos poco ortodoxos, pero siempre infalibles, entraba en trance. Yo la veía y advertía del peligro que tal práctica para su salud suponía. Ni caso me hacía, ni de noche ni de día. Era levantar una copa, jarra, botella o lata de cerveza y la "operación trance" en marcha se ponía. Bien es cierto que nunca perdía la compostura, sólo buscaba el punto equidistante entre la razón y la locura, y en verdad que lo conseguía.

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