En el confinamiento el paisaje es
el mismo, pero cada día y a cada hora del día es diferente. Cambia la mirada,
según tu estado de ánimo, más profunda o más ligera, más dulce o más amarga.
Contemplar el cielo, la luz, el sol, las nubes, el viento, la lluvia, los
árboles, las aves que pasan y los edificios de enfrente, sin pensar, permite
captar y sentir la esencia de la materia y de la vida en cada instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario