Hay flores famosas, con nombre
propio, que crecen cultivadas para los mejores y más sonados eventos. Flores
para agradecer, para resaltar, para amar. Otras flores, en cambio, nacen y
crecen silvestres en mitad del campo, en una cuneta, donde menos lo esperas.
Nadie, salvo expertos botánicos, conocen su nombre. Son flores de temporada, de
pocos días, los justos para cumplir con su función reproductora y alimentar
insectos. Hay personas anónimas, que no destacan y que a mí me llaman la
atención. Son cómo flores que encuentro en mi camino. A algunas las veo a
diario, a otras de vez en cuando o una sola vez en mi vida, desconozco sus
nombres, pero no las olvido. A ellas y a las flores anónimas dedico esta flor.
1 comentario:
escobilla morisca
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