De San Juan era la noche y de
Martina la pasión. Encendida la hoguera prendió el deseo. Fuegos artificiales
iluminaban el techo, a modo de cielo, y en la cama, porque no había playa,
ardían las sábanas. Solsticio de verano y algunas copas de más, el día más
largo y la noche más corta se dejaban llevar.
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