De todas las miradas posibles, es
aquella que te mira directamente a los ojos, la que conecta contigo, la que no
necesita decir nada porque ya lo dice todo. Fue en abril de 2012, Semana Santa
en Córdoba, procesiones y gente aglomerada. La cámara busca y dispara. Y allí
estás tú, mirándome entre un barullo de gente que mira a todos los lados. Yo te
vi después, cuando miré la foto en casa, y ya no estaba allí para buscarte con
mis ojos.
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