Sigo tu estela y asciendo contigo a lo más alto, al punto de inflexión de la atmósfera donde, una vez alcanzado nuestro rutilante objetivo, no queda más remedio que bajar para seguir respirando. Y en ese punto muerto de la curva sentimos, antes de dejarnos caer en picado, el límite de nuestras propias fuerzas y el de las resistencias ajenas que acotan nuestro vuelo libre y apasionado, amor.
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