Los pensamientos vagaban solos, los de ella quizás a más velocidad, los de él con tranquilidad. El maestro tiene que enseñarle mucho más, a ser más tranquila y disfrutar de esta vida. Pero la alumna hoy está inquieta, él le falta, falta su mirada, su palabra, sus manos, falta su empuje, su tranquilidad y optimismo, falta su compañía, faltan los besos que ella tiene que dar. ¿Acaso el amor siempre quiere más?
Y tengo que seguir como si nada, pero es todo: Mi pareja, mi compañero, mi amigo, mi consejero, mi ayudante, mi novio, amante, esposo, mi vida. Pero tantas ataduras envuelven mi vida que prefiero no pensar.
Adela Santurce
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