Lanzo besos al aire confiando en que un viento amable los lleve hasta tus labios. Me abrazo a mí mismo, pero dejo un hueco para que entre tu cuerpo y se ciña al mío. Si me da por pensar, pienso en ti y no te vas de mi cabeza, tampoco lo quiero. Mi corazón late a bajas revoluciones, salvo cuando te veo venir por la acera. Así te siento cada día y a cada momento, no puedo dejar de amar a la mujer que, con su mirada, desde hace seis meses, me encandila.
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