Por arma, el teléfono de la ducha, actitud lúdica, juegos y risas bajo el agua, besos y miradas encendidas, después la blancura de las toallas arropando nuestros cuerpos desnudos, un abrazo frotado que provoque las íntimas humedades, y para terminar, o comenzar de nuevo, nuestros cuerpos, tendidos y frescos, compartiendo la misma cama.
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