Antes de que tú me escribas, te escribo yo. Negro sobre blanco con música de blues. Los planes se desbaratan sin querer. Lo que iba a ser, ya no puede ser. Ser, estar o parecer, nos decían, pero lo nuestro es otra cosa. No hay palabras, o las hay todas. Ordenadas o desordenadas, qué más da. Lo que sí pudo ser, entre tú y yo, ya lo es. Lo es, para mí, desde el primer soplo de viento tramontánico, ese que me puso loco de desatar. Y espero que lo siga siendo para ti, pues ya no imagino mi vida sin ti. Por eso, antes de que tú me escribas, te escribo yo, buenos días amor.
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