Aceptar aquello que no puede ser cambiado, nos cambia por dentro.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
Nuestra mente puede ser la peor cárcel. Pensar libremente, sin ataduras ni apegos, es un buen ejercicio mental.
Después de tantas operaciones con cifras, números y algunas letras, llegas a la conclusión de que lo verdaderamente importante no es el resultado sino hacerlas, porque el resultado final ya lo conoces de antemano, pero el camino para llegar a él sigue siendo un misterio.
Solos tú y yo, en un banco de una iglesia solitaria, sin nadie más, en un pueblo que nos vio pasear. Allí sentí lo que sentí, lo que seguiría pensando y sigo haciendo cuando estoy pegado a ti y tú a mí.
A pesar de las advertencias de quienes nos precedieron, en ocasiones, nos metemos en caminos sin salida pensando que, de alguna manera, la encontraremos. Y la única salida que encontramos es salir de donde nunca debimos entrar. Porque nos va eso de tropezar varias veces en la misma piedra y meternos donde nadie nos llama. Cuesta aprender, pero la vida nos va enseñando.
Guiados por la intuición es la determinación quien nos impulsa a conseguir nuestros objetivos. Hay que dar un paso adelante, agarrar la guitarra, estrecharla entre tus brazos y tañer sus cuerdas confiando en interpretar la más bella melodía: la del amor.
Mucho cuidado hay que tener con la cabeza para que no se vaya por donde no debe, porque los golpes que se da con algunos pensamientos son los peores. Si tienes que pensar, piensa en positivo.
Hay muchas maneras de hacer café, pero ésta, en cafetera italiana, cada mañana, me recuerda a ti. Será la hora, el aroma, el silbido de la cafetera, el sabor amargo, aunque tú eres dulce, serán nuestras conversaciones... ¿Qué será?
La noche fue ventosa y el viento silbaba por encima del tejado. Llegaron los sueños volando, pero ninguno quedó en mi memoria. Mi mejor sueño eres tú, incluso antes de conocerte, pues, como sabes, desde mi juventud ya te había imaginado.
Desde tu ventana, arde el cielo al amanecer y las brasas del amor caldean esta fría mañana en La Mancha.
Cualquier día puede serlo, pero en unos hay más probabilidades que en otros, espero y deseo que hoy lo sea para todos.
Entre nieblas, termina la noche y comienza el día. Atrás quedan los sueños atrapados en sábanas frías, mientras los pasos avanzan, solitarios, abriendo la vía.
Cometer errores es humano, que te juzguen sólo por ellos, sin tener en cuenta tus aciertos, también lo es. Hay mucha humanidad en el mundo de los errores.
Hay una atracción, una conexión inexplicable que nos reúne y que no podemos ni queremos extinguir, porque nunca antes, ni tú ni yo, la habíamos sentido. Hay quien no lo entiende ni lo comprende, pero así es, desde el primer momento y no tendrá fin.
En mis sueños estabas tú mucho antes de conocerte y ahora que te conozco no puedo dejar de recordarte.
No sé si este es real, de rey, o se trata de un impostor más. Sea como fuere, parece ser que, un año más, han llegado repartiendo ilusión, alegría y felicidad. Enhorabuena a todos ellos y a los destinatarios de su generosidad.
Día 1, comenzar el año como si nada hubiera pasado. Empezar de nuevo olvidando lo antiguo, aquello que ya no nos sirve. Mirar hacia adelante, pues no hay tiempo que perder removiendo las arenas movedizas de nuestra mente. Estar con quien quieres estar, a gusto, intentando comprender y echar una mano, o las dos, cuando haga falta, aunque nadie nos lo pida. Ser tú sin hacer daño, pero sin que te avasallen. Darlo todo a cambio de lo que quieran darte, porque se lo merezcan. No hay excusas que valgan cuando hay mucho en juego. Día 1, el primero del año.