Historia del hombre que se adentró en la niebla y desapareció. Nunca más supimos de él.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
A remate de candela y antes de que se apague la vela, pujamos con promesas, cada vez más inverosímiles, a cambio de santos favores.
Siguiendo la luz, es fácil encontrar la salida. Pero hay que abrir los ojos y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo.
Mantenerte en forma, pero sin mantener las formas, huyendo de los templos de sudor, proteína y músculo.
Andamos por la vida sin saber qué nos vamos a encontrar en unos pasos más adelante. Por tanto, disfrutemos del camino mientras éste nos sea favorable.
Cuando las sombras de los troncos de los árboles se transforman en raíces, salen del cuadro para atraparte.
Tan sólo necesitas tu cuerpo para expresar cualquier sentimiento y para representar todo aquello que te rodea, incluso el vuelo de un búho.
Pocos lugares hay más limpios, tranquilos y floridos que los cementerios. Tendríamos que visitarlos con más asiduidad y no esperar a la muerte para habitarlos definitivamente.
Nunca seremos más jóvenes que ahora, pero sí seremos más viejos que antes, hasta el punto final que seremos nada.