La nostalgia nos conduce a los lugares y a los momentos donde fuimos felices. Muchos de ellos habitaron en nuestra infancia y de esta sólo queda la memoria y el recuerdo. Paisajes, pueblos, casas y personas ya no son los mismos, el tiempo los transformó o se los llevó por delante. Algunos rincones y edificios todavía permanecen tal y como los recordamos, anacrónicos en estos tiempos de artificial inteligencia.
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