viernes, 22 de abril de 2011

GAME OVER.


"Game Over" era un mensaje recurrente en las máquinas de “pinball” indicando que no has superado el reto y por tanto que no dominas plenamente el juego. ¡Vuelve a intentarlo!

Ha terminado la primera partida del juego con resultado negativo porque no hemos llegado al final, al último nivel. Es lo normal cuando tomas contacto con un juego novedoso que debes jugar repetidamente hasta dominarlo por completo, venciendo a la máquina y a tus propias limitaciones
En el juego, si estamos dispuestos a invertir nuestro tiempo y esfuerzo, podemos avanzar, progresar favorablemente y controlarlo. Pero debemos tener cuidado de que no sea él quien nos domine a nosotros.
En la vida, que también es un juego, a veces peligroso y las más anodino, nos entrenan ya desde la infancia para ir superando los distintos niveles de dificultad que irán surgiendo conforme nuestros cuerpos ganen altura, peso y pieles curtidas por el paso del tiempo.
Según nuestras características físicas, intelectuales, psicológicas y sentimentales nos han situado en un lugar determinado del terreno de juego pensando que es ahí donde desarrollaremos toda nuestra potencialidad.
He jugado de defensa central mucho tiempo, organizando la primera línea para, coordinadamente con mis compañeros, dejar en fuera de juego a los delanteros que venían dispuestos a dejarnos su huella en nuestra portería.
Me he empleado a fondo jugando por alto, dadas mis condiciones, y cortando el juego de ataque del contrario, a veces con contundencia, sin evitar el cuerpo a cuerpo.
He intentado transmitir seguridad al resto de mis compañeros de equipo aunque he de confesar que no estoy seguro de casi nada.
Con los años y los partidos jugados ya no me resigno a estar atrás contemplando como otros se llevan los méritos y honores del conjunto. Por ello en muchas ocasiones, pues mi forma física todavía me lo permite, salgo desde atrás controlando la pelota creativamente apoyado por mis laterales que, en connivencia conmigo, también se han lanzado al ataque.
Ya no nos importa dejar desprotegida la portería pues confiamos plenamente en nuestro ángel de la guarda que vela constantemente por nuestros sueños.
Y cuando gozamos de saques de esquina en la meta contraria subo presto a rematar con eficacia, así lo atestigua el número de goles marcados esta temporada.
El entrenador parece desconfiar de nosotros por la libertad que hemos adquirido pero, como los resultados, de momento, son indiscutiblemente favorables, nos permite abandonar nuestra línea defensiva para infiltrarnos en la aventura del juego, de la vida.
He observado con admiración tu juego y compruebo que has evolucionado gratamente. Te mueves con habilidad en la corta distancia, regateando, y tus pases largos llegan certeros a su destino a tiempo para ser rematados con éxito. Te has ganado el puesto en el equipo y la línea de medio campo ha ganado creatividad y elegancia con tu presencia.
Enhorabuena, seguimos jugando.

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