Si entrenamos nuestro cuerpo realizando ejercicios de estiramiento y flexibilidad para mantener el tono muscular y la forma física, por qué nos cuesta tanto practicar esa filosofía de vida sana con nuestra razón y con nuestros sentimientos.
Requerimos disciplina para ejercitarnos todos los días de la semana. Evitaremos aferrarnos a verdades eternas, a tópicos manidos, intentando comprender que cada instante, cada situación y cada una de las personas que están aquí, a nuestro lado, son diferentes, distintas y en constante evolución, por tanto nuestra respuesta no puede ser la misma a cada momento.
Adaptemos nuestro discurso, nuestra capacidad de comprensión, los gestos de nuestra cara y las palabras que dejamos nacer de la garganta a los oídos, la inteligencia y el estado anímico de nuestro interlocutor.
Seamos flexibles: como el agua que se adapta a todas las formas y continentes, como el viento que rodea y sobrepasa las montañas, como la música expresando emociones, como la sonrisa que modela nuestro ánimo.
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