"Paseando orillamar: los pies mojados, mi pareo jugaba alegremente con el viento, un cielo precioso, el mar inquieto, las olas me susurraban. Yo tranquila, serena, no estaba sola".
Rizada la mar y el agua helada, gaviotas que cantan en un cielo de otoño recién estrenado. Me sumerjo en el recuerdo, buceo en tus amables odas y llegas coriendo a mi lado, sirena de la tarde.
Tu atractiva melena roza mis hombros, me abrazas, besas mi rostro y hablas. Me cuentas tus misterios y yo, callado, escucho atento tu inquieta voz y te miro a los ojos como el marino a un faro en la espesa niebla: confiado
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