Y si tengo que sumergirme dentro del agua, dulce o salada, necesito mis gafas para proteger mis ojos y ver, con miope imaginación, todo lo que en ella, añilmente, se refleja. Y se refleja, o parece reflejarse, siluetas estilizadas de sirenas, también azules, que vienen, creo, a rescatarme de fantásticos tsunamis, tan devastadores como mi propia realidad. ¡Me sumerjo!
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