martes, 17 de diciembre de 2013

Tecleando.


En ocasiones, involuntariamente, pulsamos la tecla equivocada y generamos un sonido chirriante y desacompasado. Pedimos disculpas y retomamos la partitura. Gracias.

O quizás involuntariamente creamos un nuevo sonido capaz de despertar nuevas vibraciones. Siempre es más sensato retomar la partitura

En otras ocasiones la pulsamos por voluntad propia, a pesar de saber que es una tecla equivocada. Y una vez hecho esto ya no intentamos retomar esa partitura. Quizás porque era una partitura que no merecía la pena retomar.

Con partitura, o tocando de oído, mejor interpretar la melodía que nace de nuestros corazones, sin duda será la más bella de escuchar.

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