viernes, 12 de septiembre de 2014

Bailando.


Por fin encontré un suelo limpio, un espacio enmoquetado en medio de la Feria desbordada. Un suelo que no paraba de girar y dar vueltas bajo mis pies al ritmo de una música de baile desbocado. Quise agarrarme al mojito que descansaba en la barra, para sentirme más seguro, pero no llegué a tiempo y caí en brazos de una manchega en minifalda. Y entre rayas de colores, piernas y sombreros de paja, perdí el poco conocimiento que me quedaba. Ahora viajo en ambulancia, con sirenas que aúllan y bajo la atenta mirada de una enfermera aplicada, camino de otra aventura asegurada.

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