miércoles, 23 de septiembre de 2015

Cruzando el puente.


A punto de dar las doce consiguió cruzar a la otra orilla, una nueva vida la esperaba. Atrás dejó las sombras de su pasado pegadas al asfalto. Ahora, pensó, ya no hay vuelta atrás y tendré que hacer realidad mis sueños. Él, cómplice de su huida hacia adelante, aguardaba en la puerta de un futuro que se iniciaba. Con el motor en marcha, el depósito lleno y el maletero vacío comenzaron a sonar las campanas. Se escuchó un portazo, patinar ruedas aceleradas y el rugido de las revoluciones. Comenzaban, juntos, la última aventura.

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