jueves, 15 de diciembre de 2016

Llega un momento.


Llega un momento en tu vida, o en la mía, a partir del cual casi todo te da igual. Pierdes el sentido del ridículo, porque tan ridículo es lo que tú hagas como lo que hagan los demás. Te expones y largas lo que te da la gana, sin ganas de a nadie menospreciar. Aprendes a decir que no, educadamente, y a decir que sí cuando sí quieres decirlo. Vas y vienes a tu antojo aunque te miren de reojo. Puedes llamarle libertad o imbecilidad, qué más da, pero a partir de ese momento tu vida, sin duda, cambiará.

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