martes, 6 de junio de 2017

Pasó el tiempo.


Y aquel niño que leía sentado en una piedra ahora es un hombre que escribe debajo de una palmera. Pasó el tiempo pero siguen estando ahí, uno frente al otro, diferentes y tan iguales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

.. con alma de niño.

Anónimo dijo...

Y corazón de hombre