sábado, 13 de enero de 2018

Mar.


Entre diamantes y nocheamantes transcurría su vida, ajena a los vaivenes que, de vez en cuando, agitan la rutina. Con tanto sexo perdió algo de peso, pero ganó amigos infieles, ateos para más inri. Un lujo al alcance de pocas mujeres, libres e independientes. Ni que decir tiene que yo no fui uno de ellos, en todo caso fui uno de todos aquellos que la conocieron. Mar era su nombre y no fue nunca mujer de ningún hombre.

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