miércoles, 6 de junio de 2018

Siguiendo las pistas.


No daba pistas, para no despistar, ni mantenía una línea recta en su trayectoria, más bien jugaba a desconcertar y tal era el desconcierto que podías esperar cualquier cosa de él. Quienes bien le conocían le dejaban hacer y admitían sus contradicciones, porque en el fondo todos las tenían, aunque no quedaran tan expuestas como las suyas. Hasta que un día, fatídico día, no se anduvo con rodeos y puso todos los puntos sobre las íes. Desde ese día le perdimos, definitivamente, la pista.

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