sábado, 29 de febrero de 2020

A tumba muerte


Hace tiempo que sé cuál es mi destino y cada día que pasa lo siento más cercano, pero no tengo prisa por llegar. Es más, me demoro, me pierdo por sendas laterales. A veces retrocedo, no para tomar impulso, sino para volver a revivir algún acontecimiento pasado. Otras veces corro, intentando huir del presente, escapar de un mal trance inevitable y hostil. Atajos tomo en aquellas etapas monótonas y aburridas, evitando curvas innecesarias que nada aportan a mi vida. Cercano está el final, cuestión de horas, días, meses o años, qué más da. No hay temor, ni rabia, ni desesperación, tan sólo paz.

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