domingo, 26 de julio de 2020

Peirón


Plantado como un peirón, a la vera del camino, vi pasar a un peregrino cabizbajo, larga barba, zurrón y vara, subiendo a la ermita de Santa Ana. Llevaba una gran cruz al cuello y el escudo de Santiago en la capa. Se santiguó y me saludó con la mirada, en silencio adiós le dije mirándole a la cara.

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