Al principio todo era incertidumbre, temor y duda. Necesitó su tiempo, leer entre líneas, escuchar, ver para creer, pensar, sin parar de pensar, y sentir todo lo que estaba sintiendo. Poco a poco se fueron diluyendo los temores, despejando las dudas y evaporando las incertidumbres. Ahora ya sabe, ya conoce, no duda y lo tiene todo muy claro: es él, no puede ser otro.
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