domingo, 6 de diciembre de 2009

Un largo sueño.



Te esperaba en niguna parte,
en el cruce del tiempo y la nada,
en la sublimación del absurdo
y en la esquina oscura de mis juicios.

Pero llegaste nunca,
¿o siempre?.

Tal vez no pude verte,
¿me rechazabas?.

Refugiada en tu corrupta moral,
envuelta en el velo de la represión,
en la trivialidad de lo pasajero,
en el tabú incoherente.

Por fin pude verte,
eras nada, vacio, abismo...

Tras esas máscaras impersonales,
raídas por la pasividad de la experiecia
estabas tú, La Muerte.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Para todos nosotros caerá la noche y llegará la diligencia. Disfruto la brisa que me conceden y el alma que me han dado para disfrutarla, y no me interrogo más ni busco.
Ricardo Reis.