domingo, 6 de diciembre de 2009

Buscándolas.



Descendí de la montaña
pues estaba solo.

Buscaba a la mujer perdida,
secuestrada en sí misma, enterrada.

Ulceré la tierra con mis manos
sin hallar su sombra ni su manto.

Nadé en el mar del misterio,
en la luz y la penumbra...
y no encontré nada,
todo quedó en el intento.

Regresé a la cima de mi mundo,
a la atalaya del tiempo.

Cual fue mi sorpresa.
vi a las mujeres volando,
suspendidas entre las nubes,
anidando en las estrellas.

Lancé mi voz al vacío,
pero no me oyeron.
Quise arrojarme a su encuentro,
mas no tenía alas.">

No hay comentarios: