“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
martes, 29 de noviembre de 2011
lunes, 28 de noviembre de 2011
Te quiero mucho.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Viaje de ida y vuelta.
Voy, regreso a mi pasado.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Valiente no, temerario.
La fila de patos.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Algo más que sueños.
viernes, 18 de noviembre de 2011
Sempre en Galiza.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Albina sombra.
martes, 15 de noviembre de 2011
Nocturno.
Lunes noche paseo la calma
No pesa el aire que inhalo
Luna llena en la bóveda del cielo
Ilumina oscuros recuerdos
Calles mojadas de fina lluvia
Reflejan difuminada tu cara
Gentes regresando a casa
Habitas en la distancia
Bares cierran la puerta
Abren mi madrugada
Barrenderos a la faena
No barren tu presencia
Hojas secas planean al suelo
Alfombrando mi memoria
Débil bruma nace
Alrededor de tu tiempo.
lunes, 14 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
La ausencia de tu presencia.
sábado, 12 de noviembre de 2011
La rebelión de los libros de Eva.
Querida Eva, nos llegan noticias por medio de un amigo común, aunque él pretende no serlo (común), que te quiere y quiere evitar el desastre. Malas noticias anunciando tu intención de abandonarnos, de dejarnos morir en el olvido de las estanterías, cogiendo polvo, o llevarnos al contenedor de papel usado para reciclarnos en envases, en papel higiénico o de periódico. Olvidarnos para siempre y darle paso al “ebook”, ese cacharro frío e infame que nos roba lectores día a día.
Ignoras que aprendiste a leer y soñar con nosotros, inmersa en cuentos con grandes letras y atractivos dibujos de colores que conseguían hacer volar tu imaginación. Tu cuerpo y tu inteligencia crecieron con nosotros: en los libros de texto, en las novelas para adolescentes, en aquellos ininteligibles libros de psicología y en los farragosos manuales que manejas en el trabajo. Nosotros, en cambio, no hemos pensado jamás abandonarte, te queremos y te comprendemos, somos parte de tu historia y de tu familia.
Ahora disfrutas de la lectura de “best seller”, y, como tenemos vida propia, nos vamos adaptando, conforme avanzas en la trama de la novela, a tu estado de ánimo en cada momento. Sí, porque los libros, como la vida, tenemos un principio (a veces también un prólogo) y un final (a veces también un epílogo), pero la historia que contamos es diferente para cada lector. Obtenéis conclusiones y reflexiones personales distintas, ¿acaso un "ebook" puede transmitir tanta emoción? Por no hablarte de nuestras atractivas cubiertas que incitan a cogernos; del tacto del papel; de nuestros lomos; del aroma que desprendemos: a tinta fresca de la última edición y a nostálgico perfume en las primeras; de las tapas traseras que con un pequeño resumen te animan a la lectura. El brillo de nuestras palabras no puede compararse con la fría luz de una pantalla, ni tus dedos con las teclas de plástico que la acompañan.
Hemos estado en tus manos desde el primer momento, elegidos en la librería, o llegamos a tu casa envueltos en papel de regalo. Algunos contenemos emotivas dedicatorias. Otros hemos sido marcados con tu ex libris. Nos has acariciado, besado, olido, escuchado, a veces caímos al suelo cuando cerrabas los ojos de cansancio. Hemos viajado contigo, a la playa, a la montaña, mojado juntos, rebozado en arena, manchado, reído, llorado, vivido, y no nos ha importado, te queríamos tal como eras. ¿Imaginas lo que durará el “ebook” en tus inquietas y torpes manos? ¿Y cuando se agote la batería y te deje colgada en el desenlace final? Maldecirás y lo estamparás contra el suelo.
No queremos amenazarte pero sabes que hay otros libros no tan buenos como nosotros. Libros asesinos, sicarios dispuestos a vengar grandes afrentas. Libros que ocultan un arma de fuego en su interior, prestas a dispararse involuntariamente. Libros con puñales afilados, con veneno en polvo entre sus páginas, cargados de explosivos, infectados de radiactividad. Otros, como volúmenes de enciclopedia, aparentemente inofensivos, caen desde gran altura impactando en las cabezas y causando daños cerebrales irreparables. Debes valorar los pros y los contras en tu decisión y no dejarte llevar, como haces habitualmente, por la primera impresión, por impulsos emocionales, pues las consecuencias pueden ser nefastas para ti y para nosotros.
Con cariño y resquemor,
Tus libros de toda la vida
Sigo estando ...
Sentada al borde de un precipicio, más abajo estaba el río. Había una luz increíblemente hermosa y, como no, rodeada de pequeñas montañas.
Éste es el escenario de mi vida, así lo siento y así seguiré soñando. ¿Qué tiene todo esto que a mí me llena tanto? ¿Libertad, soledad, misterio, belleza? Quizá nunca lo sepa, pero no importa sigo estando…
“La luz polarizada del Sol penetra en tu alma iluminándola y transmitiéndole la energía necesaria para continuar tu camino: arriesgándote, bordeando el precipicio de la vida, sintiéndote protagonista y enamorándote de tanta belleza que encuentras subiendo y bajando montañas de sentimientos, de ilusiones y de emociones”.
viernes, 11 de noviembre de 2011
Remando.
Preferíamos navegar en soledad con nuestro barco "Luz del mar". En brazos del viento, cuando soplaba inflando velas, volábamos en dirección cualquiera, nada nos importaba, ni el rumbo ni el destino. Tampoco sufríamos al quedarnos varados en momentos de calma, aprovechábamos para leer, buscar la reflexión del lenguaje escrito y meditar. Disfrutábamos también dentro de una corriente, esperando acontecimientos, dejándonos llevar mientras contemplábamos el monótono paisaje gris claroscuro, en días cubiertos, y azul marino los despejados, escoltados por faros dormidos en la línea de costa
Ahora hemos decidido compartir con otros marinos, en este caso marinas, nuestras singladuras y nuestro destino. Enrolados en una trainera femenina dispuestos a aunar esfuerzos y compartir ilusiones, a captar la sensibilidad y el entusiasmo de las mujeres de la mar que nos han acogido con agrado, esperamos no defraudarlas.
Entrenamos todas las mañanas de domingo, a primera hora, cuando la mar anda todavía desperezándose y nuestros brazos comienzan a coger tono. Dirige la embarcación Mar, marcando el ritmo con su voz dulce y acompasada, la mirada atenta al horizonte, sincronizando nuestros movimientos batientes, acariciando con los palos el agua, avanzando con suavidad y determinación, arando el mar con estelas blancas.
Recorremos seis millas de ida y seis de vuelta, regresamos a puerto cansados pero felices por las sensaciones vividas y compartidas en silencio, cabalgando sobre el mar, a veces picado, y curtidos por la brisa salada que refresca nuestro esfuerzo y aclara nuestras dudas.
Hemos aprendido a navegar en compañía, en buena compañía. Nos sentimos queridos y aceptados, sumamos nuestra energía a la de ellas y comprendemos que así, juntos, avanzamos todos más, bastante más. El día que recibamos un golpe de mar y nos arroje por la borda, tendremos a nuestro lado brazos firmes y sensibles prestos a rescatarnos, a rescatarlas.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
En sueños.
Nocturno sueño,
una noche de lluvia emana.
Reunión de caras ocultas,
tú al fondo de la sala, sentada,
exponiendo medias doradas.
Cruce de palabras olvido
de contertulios en círculo,
tamaño gran saltamontes,
recorre la mesa e inicia el vuelo
y con ella el fin de mi sueño
y de tu onírica mirada.
lunes, 7 de noviembre de 2011
Tirando del hilo.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Mi desesperada estatua.
viernes, 4 de noviembre de 2011
Al doblar la esquina.
jueves, 3 de noviembre de 2011
De muros y puentes.
Asentamos los cimientos de nuestros muros, excavados en la profundidad de las heridas abiertas, con frío acero forjado y espeso hormigón, mezcla de rencor e indiferencia. Ladrillos superpuestos de ira horneada lo elevan aislándonos de enemigos, hasta hace poco compañeros de viaje. Muros que cortan toda comunicación visual, verbal y emocional, impidiendo contemplar sus vidas con la simpatía y el cariño de antaño.
Cierto que nos ofendieron, que abusaron de la confianza depositada, que defraudaron, que nos hirieron. Pero toda herida cicatriza con el bálsamo del perdón y el paso del tiempo. Por ello deberíamos dedicar ahora nuestro esfuerzo, una vez superada la afrenta, a tender puentes que salven el abismo abierto y acorten la kilométrica distancia que nos separa, conectando de nuevo sus vidas a las nuestras.
Para qué elevar muros si podemos tender puentes.