lunes, 28 de noviembre de 2011

Te quiero mucho.














"A los hombres que amaban a las mujeres"

Te quiero mucho,
siempre te he querido
y ahora me tratas así.

Te trato como mereces,
nunca te he querido
y ahora no quiero nada de ti.

No puedes hacerme esto,
voy a salir loco,
mi vida no tiene sentido sin ti.

Puedo y debo hacerlo,
tu vida no me interesa,
pero la mía sí.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Viaje de ida y vuelta.


Voy, regreso a mi pasado.
Llego y no me encuentro, ya no existe.
Pregunto a conocidos y no me reconocen ni saben de él, de mí.
¿Han pasado tantos años?
¿Hemos cambiado tanto?
Vuelvo, sin historia, sin memoria, sin dejar rastro ni huella.
Sólo quedan dos caminos: el ahora y el después.
Nada atrás, todo por delante.
Conforme avanzo acorto la llegada.
No puedo detenerme, entretenerme mirando al abismo.
Veo el destino, bajo una gran nube flotando en el mar.
Ya casi llego a puerto, el barco me espera.
Unas millas mar adentro y nada más.
Al fin llego y me hundo, por fin.
¡Un último suspiro que me despierte!
¿O no es un sueño?

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Valiente no, temerario.


Deja de temer, no te conformes con ser valiente y osado, hazte temerario.

La diferencia entre la vulgaridad y la genialidad, entre la esclavitud y la libertad radica en saltarse el guión, ese absurdo, opresivo y triste guión que alguien, amparado en el poder del miedo al cambio y sus consecuencias, ha escrito para nosotros, para todos nosotros, y que no estamos dispuestos a seguir, plantamos batalla.

Nos rebelamos contra el autor de esta tragicomedia prestos a escapar de sus palabras para expresar las nuestras, a nuestra manera. Tomamos las riendas de nuestro destino es este gran teatro abarrotado de gentes ancladas en cómodas o rudas butacas con actitud pasiva. Les animamos a que suban al escenario, se despojen del disfraz que les atenaza, destruyan los decorados de cartón piedra, quemen los guiones, abandonen la sala en llamas, tomen la calle y se apoderen de la belleza que nos rodea, robada y oculta en las cajas fuertes de las normas establecidas para beneficio de quienes las imponen.

Deja de temer, no te conformes con ser valiente y osado, hazte temerario.

La fila de patos.

En una fila de patos asustados por una amenaza cierta, sospechada o imaginada, la dirección, sentido y urgencia de la huida la impone el pato más próximo al peligro, el último de la fila.

¿Quién lidera nuestra nuestra huida y hacia dónde?

sábado, 19 de noviembre de 2011

Algo más que sueños.

Soñando somos verdaderamente libres. Libres para vivir otra realidad diferente, más auténtica, más nuestra, sin miedo a las consecuencias y repercusiones de nuestros actos.
Soñando tenemos la capacidad de vivir lo que el inconsciente y el instinto quieren o necesitan, incluso morimos soñando y regresamos, resucitando para la vida real y para otros futuros sueños.
Los sueños nos pertenecen, somos sus dueños, nadie puede interferir en ellos salvo que hayan sido invitados o se presenten inesperadamente permitiéndoles soñar junto a nosotros.
Los sueños son fenómenos de realidad aumentada. Añadimos información, entornos físicos y sentimentales, personas, situaciones y otros componentes virtuales a nuestra historia para crear una realidad mixta en tiempo real, sin necesidad de ningún dispositivo tecnológico externo.
En nuestros sueños no hay censura, ni lógica, ni normas, aprovechamos que la conciencia anda dormida para dar rienda suelta a la imaginación, a los deseos y a los sentimientos, verdaderos motores de nuestras vidas. Despertamos para alimentar aquella otra realidad que nos permita seguir soñando.

La pasada noche he soñado, soñado contigo. Regresabas a la cafetería a media mañana porque habías olvidado algo debajo de la mesa. No eran los paraguas que ya antes, al comienzo del sueño, marcharon contigo dispuesta a cumplir con tu obligación de madre. Mis contertulios, conocidos tuyos, han buscado sin encontrar nada. Yo, en cambio, he encontrado los auriculares de tu teléfono y te los he entregado. No recuerdo nada más, salvo el roce de nuestras manos. Ahora, ya despierto, sueño el chispazo en las manos fruto de la electricidad estática que generan nuestros cuerpos magnetizados y añado, al sueño, la canción que suena por "arte de magia", de tu magia, en los auriculares desconectados:

viernes, 18 de noviembre de 2011

Sempre en Galiza.


"Para nosotros la patria es un sentimiento natural, inspirado en realidades sensibles a los cinco sentidos. La patria es la Tierra. La Tierra que nos dio el ser y que nos recogerá en la muerte como semilla de nuevas criaturas. La Tierra que cría flores en los campos para regalo de los ojos y árboles para que canten los pájaros, donde encontramos sombra fresca en verano y cálido cobijo en el invierno, donde sufrimos las inquietudes de las siembras y gozamos la alegría de las cosechas, donde el vendaval brama en las ramas de los robles y silba en las cuerdas de los barcos; donde canta el viento en los pinares, donde rompen las olas en los acantilados de la costa y rugen en los arenales; donde por primera vez vemos la lluvia, la niebla, el sol, la luz de la luna, el arco iris y la noche estrellada".

Castelao (Rianxo 1886/ Buenos Aires 1950)

jueves, 17 de noviembre de 2011

Albina sombra.

Persigo tu sombra, blanca sombra, reflejo de la luz que emite tu fugaz presencia.
A veces, cuando logro encontrarla y la sigo a media distancia, se pierde en las esquinas de mis sueños. Otras, en cambio, desaparece misteriosamente en la oscuridad del deseo reapareciendo tan inmaculada como nieve recién caída.
En los momentos más inesperados, cuando estoy cansado de perseguirla o dejo de buscarla porque estoy entretenido con otras sombras de colores, que también existen, doy fe, y de las que hablaremos en otra ocasión, si surge, choca frontalmente con la mía y se funden en gris ceniza, claroscuro de su blanca luz y mi negra ceguera. Permanecen unidas algunos segundos, que por la intensidad sentimos eternos, compartiendo intimidades prohibidas. Transfiere a la mía toda su energía y blancura. Blancor que me acompaña durante dos o tres noches, hasta extinguirse, iluminando mis paseos nocturnos que recorren la ciudad dormida al albur de la noche.
Pero no es a tu albina sombra a quien busco insistentemente, sino a su dueña, para que produzca en mi cuerpo los mismos efectos que la tuya en mi sombra.

martes, 15 de noviembre de 2011

Nocturno.


Lunes noche paseo la calma
No pesa el aire que inhalo
Luna llena en la bóveda del cielo
Ilumina oscuros recuerdos
Calles mojadas de fina lluvia
Reflejan difuminada tu cara
Gentes regresando a casa
Habitas en la distancia
Bares cierran la puerta
Abren mi madrugada
Barrenderos a la faena
No barren tu presencia
Hojas secas planean al suelo
Alfombrando mi memoria
Débil bruma nace
Refresca suave mi sueño
Envuelve húmedo mi viaje
Alrededor de tu tiempo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Aparición.


Inesperada sonrisa
ademán cómplice
ojos chispeantes
labios frambuesa
gestos alegres
amable princesa.

domingo, 13 de noviembre de 2011

"La inspiración juega un papel muy importante, aunque la musa sólo te da el primer verso".

Luis Alberto de Cuenca

La ausencia de tu presencia.


Palabras que anuncian tu presencia
apacibles aguardamos tu llegada
pasan cortos minutos alegres
y estrechas horas de espera
no llegas y por tanto no vienes
transmutándote en ausencia.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La rebelión de los libros de Eva.

Querida Eva, nos llegan noticias por medio de un amigo común, aunque él pretende no serlo (común), que te quiere y quiere evitar el desastre. Malas noticias anunciando tu intención de abandonarnos, de dejarnos morir en el olvido de las estanterías, cogiendo polvo, o llevarnos al contenedor de papel usado para reciclarnos en envases, en papel higiénico o de periódico. Olvidarnos para siempre y darle paso al “ebook”, ese cacharro frío e infame que nos roba lectores día a día.

Ignoras que aprendiste a leer y soñar con nosotros, inmersa en cuentos con grandes letras y atractivos dibujos de colores que conseguían hacer volar tu imaginación. Tu cuerpo y tu inteligencia crecieron con nosotros: en los libros de texto, en las novelas para adolescentes, en aquellos ininteligibles libros de psicología y en los farragosos manuales que manejas en el trabajo. Nosotros, en cambio, no hemos pensado jamás abandonarte, te queremos y te comprendemos, somos parte de tu historia y de tu familia.

Ahora disfrutas de la lectura de “best seller”, y, como tenemos vida propia, nos vamos adaptando, conforme avanzas en la trama de la novela, a tu estado de ánimo en cada momento. Sí, porque los libros, como la vida, tenemos un principio (a veces también un prólogo) y un final (a veces también un epílogo), pero la historia que contamos es diferente para cada lector. Obtenéis conclusiones y reflexiones personales distintas, ¿acaso un "ebook" puede transmitir tanta emoción? Por no hablarte de nuestras atractivas cubiertas que incitan a cogernos; del tacto del papel; de nuestros lomos; del aroma que desprendemos: a tinta fresca de la última edición y a nostálgico perfume en las primeras; de las tapas traseras que con un pequeño resumen te animan a la lectura. El brillo de nuestras palabras no puede compararse con la fría luz de una pantalla, ni tus dedos con las teclas de plástico que la acompañan.

Hemos estado en tus manos desde el primer momento, elegidos en la librería, o llegamos a tu casa envueltos en papel de regalo. Algunos contenemos emotivas dedicatorias. Otros hemos sido marcados con tu ex libris. Nos has acariciado, besado, olido, escuchado, a veces caímos al suelo cuando cerrabas los ojos de cansancio. Hemos viajado contigo, a la playa, a la montaña, mojado juntos, rebozado en arena, manchado, reído, llorado, vivido, y no nos ha importado, te queríamos tal como eras. ¿Imaginas lo que durará el “ebook” en tus inquietas y torpes manos? ¿Y cuando se agote la batería y te deje colgada en el desenlace final? Maldecirás y lo estamparás contra el suelo.

No queremos amenazarte pero sabes que hay otros libros no tan buenos como nosotros. Libros asesinos, sicarios dispuestos a vengar grandes afrentas. Libros que ocultan un arma de fuego en su interior, prestas a dispararse involuntariamente. Libros con puñales afilados, con veneno en polvo entre sus páginas, cargados de explosivos, infectados de radiactividad. Otros, como volúmenes de enciclopedia, aparentemente inofensivos, caen desde gran altura impactando en las cabezas y causando daños cerebrales irreparables. Debes valorar los pros y los contras en tu decisión y no dejarte llevar, como haces habitualmente, por la primera impresión, por impulsos emocionales, pues las consecuencias pueden ser nefastas para ti y para nosotros.

Con cariño y resquemor,

Tus libros de toda la vida


Sigo estando ...

Sentada al borde de un precipicio, más abajo estaba el río. Había una luz increíblemente hermosa y, como no, rodeada de pequeñas montañas.

Éste es el escenario de mi vida, así lo siento y así seguiré soñando. ¿Qué tiene todo esto que a mí me llena tanto? ¿Libertad, soledad, misterio, belleza? Quizá nunca lo sepa, pero no importa sigo estando…

“La luz polarizada del Sol penetra en tu alma iluminándola y transmitiéndole la energía necesaria para continuar tu camino: arriesgándote, bordeando el precipicio de la vida, sintiéndote protagonista y enamorándote de tanta belleza que encuentras subiendo y bajando montañas de sentimientos, de ilusiones y de emociones”.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Remando.


Preferíamos navegar en soledad con nuestro barco "Luz del mar". En brazos del viento, cuando soplaba inflando velas, volábamos en dirección cualquiera, nada nos importaba, ni el rumbo ni el destino. Tampoco sufríamos al quedarnos varados en momentos de calma, aprovechábamos para leer, buscar la reflexión del lenguaje escrito y meditar. Disfrutábamos también dentro de una corriente, esperando acontecimientos, dejándonos llevar mientras contemplábamos el monótono paisaje gris claroscuro, en días cubiertos, y azul marino los despejados, escoltados por faros dormidos en la línea de costa

Ahora hemos decidido compartir con otros marinos, en este caso marinas, nuestras singladuras y nuestro destino. Enrolados en una trainera femenina dispuestos a aunar esfuerzos y compartir ilusiones, a captar la sensibilidad y el entusiasmo de las mujeres de la mar que nos han acogido con agrado, esperamos no defraudarlas.

Entrenamos todas las mañanas de domingo, a primera hora, cuando la mar anda todavía desperezándose y nuestros brazos comienzan a coger tono. Dirige la embarcación Mar, marcando el ritmo con su voz dulce y acompasada, la mirada atenta al horizonte, sincronizando nuestros movimientos batientes, acariciando con los palos el agua, avanzando con suavidad y determinación, arando el mar con estelas blancas.

Recorremos seis millas de ida y seis de vuelta, regresamos a puerto cansados pero felices por las sensaciones vividas y compartidas en silencio, cabalgando sobre el mar, a veces picado, y curtidos por la brisa salada que refresca nuestro esfuerzo y aclara nuestras dudas.

Hemos aprendido a navegar en compañía, en buena compañía. Nos sentimos queridos y aceptados, sumamos nuestra energía a la de ellas y comprendemos que así, juntos, avanzamos todos más, bastante más. El día que recibamos un golpe de mar y nos arroje por la borda, tendremos a nuestro lado brazos firmes y sensibles prestos a rescatarnos, a rescatarlas.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

En sueños.


Nocturno sueño,
hora indeterminada,
una noche de lluvia emana.

Reunión de caras ocultas,
tú al fondo de la sala, sentada,
piernas abiertas:
exponiendo medias doradas.

Cruce de palabras olvido
de contertulios en círculo,
una diminuta paloma,
tamaño gran saltamontes,
recorre la mesa e inicia el vuelo
y con ella el fin de mi sueño
y de tu onírica mirada.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tirando del hilo.

Tiramos del hilo de la historia, de nuestra historia personal, intentando encontrar el origen, la causa de nuestro estado actual que explique lo que nos pasa, lo que sentimos.
Porque sentimos, porque nos impresionan pequeños gestos, fugaces miradas y palabras amables que se transforman en grandes estímulos, de mágicas personas que encontramos durante las veinticuatro horas que tarda un día en ceder el testigo a otro, despiertos y soñando, a veces también despiertos.
Estímulos que mueven los hilos de la marioneta que somos, movilizando nuestros brazos y piernas, nuestra cabeza y los gestos de la cara. Estímulos que articulan nuestra voz y nuestra mano para hablar y escribir de sentimientos que se cuelan por la frontera de la razón, como “sin papeles” dispuestos a buscarse la vida en el mundo de la amistad, del amor, de la fantasía.
Y a fuerza de tirar y tirar del hilo, a modo de autopsicoanálisis, recorriendo etapas anteriores, vivencias, emociones y aventuras infantiles, llegamos al final, o regresamos al principio, y no hay nada, nada físico, tan sólo un vacío, un inmenso vacío, repleto de recuerdos, de huellas, de cicatrices e imágenes de almas femeninas marcando los puntos kilométricos de nuestro pasado hasta llegar a la primera mujer, la que nos sacó de las tinieblas dándonos la luz y la vista, empujándonos al abismo de la vida, cortando el nudo gordiano que nos mantenía unidos a ella y a la nada.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Mi desesperada estatua.

Te esculpí hierática, solemne y enigmática.
Otras envidiaban tu encanto.
Atraías a esbeltas tallas varoniles procesionando en semana santa.
Nació el amor apasionado con Judas, en la distancia.
Palomas mensajeras susurraban al oído bellas palabras dedicadas.
Pasado un tiempo tu rostro fue infectado por el virus de la tristeza, una noche de traición y desencanto.
Desde entonces vives petrificada en el amargo recuerdo de su ausencia.
En días de lluvia tus lágrimas se confunden con las gotas que intentan lavar tu memoria.
Sale el sol radiante mientras tu cara continúa triste y melancólica, en primavera, en verano.
Tan sólo la nieve de invierno dulcifica tu tragedia.
Recobrarás tu pose clásica, que tornará a feliz sonrisa, sólo con otra estatua que fije en ti su mirada.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Al doblar la esquina.

Recuerdo aquella fría y lluviosa tarde de otoño. Yo caminaba deprisa, destino a una cita ineludible, y tú, por lo aparatoso del impacto, también andabas aceleradamente intentando llegar a tiempo al cumpleaños de tu hija.

Fue al doblar la esquina, en el cruce de Rosario con Concepción. Giré a la derecha y tú a la izquierda. Yo por el interior, respetando la norma no escrita de andar por la derecha, y tú te echaste literal y físicamente encima de mí. Recuerdo el vuelo de tu bandeja de pasteles buscando pista para aterrizar en el suelo junto al ramo de rosas que yo portaba. Inmediatamente ambos nos agachamos intentando evitar el desastre, y nuestras cabezas, al igual que antes nuestros cuerpos, volvieron a impactar. Tras el aturdimiento inicial, contemplamos juntos el naufragio de la barca de pasteles en el mar del charco de lluvia. Mis disculpas, tus disculpas, rodeados de gentes que reían o se interesaban por nuestro estado físico y anímico. Tu sonrisa, mi sonrisa, y el ramo de rosas, destinado a mi amigo fallecido -sin duda dio por bien empleado en esas circunstancias, el habría hecho lo mismo con mi aquiescencia- que te entregué, no sin gran esfuerzo para que lo aceptaras, como compensación a tu dulce pérdida.

Ha llegado otro otoño, llueve y hace frío. Hoy es el aniversario de mi amigo y por tanto el cumpleaños de tu hija. He comprado otro ramo de rosas, rojas como su apellido. A la misma hora que hace un año voy a recorrer el mismo itinerario. Doblaré la esquina, a la derecha y por el interior, como siempre, en el cruce de Concepción con Rosario. Esta vez no tengo prisa, caminaré despacio intentando encontrarte y no toparme de nuevo contigo y tu bandeja de pasteles. Si coincidimos recibirás el ramo de aniversario. De no ser así será para mi amigo, aunque él preferiría no recibirlo, así son los amigos, incluso después de doblar la última esquina.

jueves, 3 de noviembre de 2011

De muros y puentes.

Asentamos los cimientos de nuestros muros, excavados en la profundidad de las heridas abiertas, con frío acero forjado y espeso hormigón, mezcla de rencor e indiferencia. Ladrillos superpuestos de ira horneada lo elevan aislándonos de enemigos, hasta hace poco compañeros de viaje. Muros que cortan toda comunicación visual, verbal y emocional, impidiendo contemplar sus vidas con la simpatía y el cariño de antaño.

Cierto que nos ofendieron, que abusaron de la confianza depositada, que defraudaron, que nos hirieron. Pero toda herida cicatriza con el bálsamo del perdón y el paso del tiempo. Por ello deberíamos dedicar ahora nuestro esfuerzo, una vez superada la afrenta, a tender puentes que salven el abismo abierto y acorten la kilométrica distancia que nos separa, conectando de nuevo sus vidas a las nuestras.

Para qué elevar muros si podemos tender puentes.

martes, 1 de noviembre de 2011

La línea de meta.


En un recorrido circular, como la vida, con origen y final en el mismo punto: la frontera de estar o no estar, la velocidad no es determinante. Conocemos la fecha y la hora de salida, desconocemos el itinerario, aunque podemos trazarlo previamente y esperar acontecimientos que nos obliguen a modificarlo, pero nunca la hora y la fecha de llegada, salvo que decidamos tirar la toalla antes de tiempo y terminar nuestro paseo, seremos social e incomprensiblemente descalificados.
Nacemos y morimos, partimos y regresamos, tan solo nos falta llenar de contenido la distancia que separa ambos hitos.
Podemos avanzar deprisa intentando que el recorrido sea lo más largo posible, ignorando las señales que aparecen a ambos lados. Podemos caminar despacio, contemplando los paisajes, saboreando lentamente los frutos a nuestro alcance y disfrutando de la compañía de quienes marchan a nuestro ritmo. También podemos conducirnos ineficientemente: acelerando y frenando bruscamente, con impaciencia, y generar tensiones y conflictos con el resto de caminantes.
Al final todos llegaremos a la meta, antes o después, independientemente del camino elegido y del tiempo empleado en recorrerlo. Allí nos aguarda, con los brazos abiertos y una sonrisa amable, la dulce azafata de la muerte para hacernos entrega del ramo de flores que premie nuestro esfuerzo y adorne nuestra última morada.
Por tanto, si somos conscientes de nuestro origen, del recorrido que nos queda por delante y del final inevitable, haríamos bien en no aferrarnos a bienes materiales, pues sólo seremos depositarios temporales de ellos, en gozar de la buena vida y de la buena gente, si hemos tenido la suerte y la fortuna de encontrarla y no angustiarnos porque veamos la pancarta de meta cada vez más cercana.
Buen camino, buena compañía y feliz regreso a meta.