sábado, 31 de diciembre de 2011

En resumidas cuentas.


Comenzó el año, como casi todos, el primer segundo del día uno de enero de 2011 y termina ahora, el último segundo del día treinta y uno de diciembre. En estos 31.536.000 segundos, que hemos vivido juntos como un suspiro: suspirando, sacamos a la luz, desde la profundidad de las tinieblas de nuestro personaje: "El Chema y él", 223 entradas o publicaciones en formato de breves relatos, poesías y otras formas de expresión incalificables, donde nos ha ido narrando, casi día a día, sus inquietudes, desesperanzas, emociones, conmociones, alegrías, ilusiones ópticas, reflejadas en fotografías, y sentimientos en general que hemos transcrito, sin quitar, modificar o añadir nada, en este sitio virtual, tan aparente y no real como él mismo.

No sabemos que le deparará en 2012 pero deseamos, como también lo hacemos contigo que ahora nos lees, lo mejor para él, lo mejor para ti. Estaremos atentos al acontecer de cada día dispuestos a seguir sus navegaciones y divagaciones para dejar constancia escrita y trasmitir sus mensajes, a veces cifrados y teledirigidos, a quienes quieran escucharle.

Gracias por tu interés, tan entrañable como el nuestro.

Los autores.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Soy tú.


Soy tú cuando me miras a los ojos,
pierdo el control de mi cuerpo
y me dejo llevar, ciego,
por la luz de tu mirada.

Soy tú cuando me hablas al oído,
encantado quedo con tu dulce voz,
de misteriosa sirena transoceánica,
que ensordece mi razón.

Soy tú cuando me abrazas,
me fundo en ti al instante,
muero en tus cálidos brazos
y contigo me confundo.

Soy tú y no soy nada: sólo tú.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

domingo, 25 de diciembre de 2011

En el aire.


Dejamos volar nuestra imaginación libremente, sin ataduras, sujetando únicamente nuestra razón, la poca que nos queda, con finos hilos de seda que nos impidan caer al vacío del ridículo.

Y nos arriesgamos, y arriesgamos el sentido común propio y el de quienes nos observan, con los pies en el suelo, esperando algún día nuestro aterrizaje forzoso.

Imaginamos lo que sentimos y, a veces, también sentimos lo que imaginamos: cuando obtenemos respuestas afirmativas que hacen posibles y reales nuestros sueños.

A punto de caer aspiramos tu cálido aire que nos eleva, otra vez, a lo más alto del cielo en busca de la inspiración que nos mantiene con vida.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Querida sombra.

Querida sombra esmeralda, hoy hace un año que nos conocimos. ¿Recuerdas aquella fría noche de calles vacías y hogares rebosantes de gentes celebrando la nochebuena con alegría? Vagaba a la deriva por la ciudad, pues no soy muy dado a celebraciones, y al verte de lejos no pude resistir la tentación de conocerte, subí al balcón para admirar de cerca tu encanto. Desde entonces todas las noches, salvo aquellas que por motivos de viaje de mi dueño no pude hacerlo, he venido a visitarte.

Tú permaneces estática y como ausente mirando hacia otro lado, indiferente, mientras yo te observo con cariño y esperanza de escuchar, alguna noche, tu voz, que espero sea tan suave y atrayente como tu color y tu silueta.

No creas que me canso de venir noche tras noche a hacerte compañía. Hoy, como recuerdo de nuestro primer aniversario, te traigo estas flores que dejo a tus pies, confiando en que no se congelen y despierten en ti algún oculto sentimiento, no importa si es de cansancio o aturdimiento por mi reiterada actitud.

Tengo ya que marcharme, pues esta noche debo atender a las sombras de mi familia, pero mañana, de nuevo, volveré a visitarte con la misma gran ilusión de todas las noches. Hasta mañana.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Trópico de Capricornio.

No es un árbol, tampoco son esferas rojas brillantes. Son ramas de árbol adornadas con efectos ópticos producidos por los últimos rayos solares del ocaso, una tarde de otoño.

No es, por tanto, un árbol de navidad propiamente dicho, pero con nuestra imaginación, la imaginación que nos envuelve en estas fechas marcadas, podemos percibirlo y sentirlo como tal.

Porque la Navidad, como antes lo fue la celebración pagana del solsticio de invierno, es un periodo mágico, de renovación de compromisos, de cambio, de ilusiones, de fantasía, de cariño y de solidaridad que celebramos con alegría e imaginación, mucha imaginación.

Yo imagino, ahora, en este momento, un mundo mejor, un futuro mundo mejor, más justo, más humano, menos técnico y más sentimental, y te imagino a ti feliz contemplando este árbol que, no siendo un árbol de navidad, así lo parece.

¿Te imaginas?

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Confusión.


Confundo el amanecer con el ocaso, acostándome de madrugada.
Confundo los azules del mar con los del cielo, y en las nubes me baño.
Confundo el sentido de las aguas del río, buscando el mar en la montaña me extravío.
Confundo la derecha con la izquierda y por eso nunca voto.
Confundo arriba con abajo, cuando subo es que bajo.
Confundo tu mirada con la mía, si me miro en el espejo.
Confundo la puerta de mi casa, entro en la tuya y en tu cama.
Confundo las palabras, digo: “quiero té” queriendo decir: “te quiero”.

Estoy tan confundido que ya no sé quién soy ni soy quien pienso.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Noticias tuyas.


En ocasiones, por prejuicios o malentendidos, interpretamos, creemos o pensamos que la otra persona, no cualquier persona sino aquella persona que realmente nos importa, porque la conocemos desde hace mucho tiempo, o incluso desde hace tan sólo unos segundos pero que ya ha dejado su huella en nuestro camino, ha perdido su interés por nosotros. Cesa así la comunicación, la comunicación verbal, escrita, pues la comunicación que nos mantiene unidos a través del recuerdo, del tiempo, de la memoria, de momentos vividos, difícilmente desaparece.
Si somos capaces de recordar con agrado lugares concretos y personas que tan sólo hemos visto un par de veces en nuestra vida, cómo vamos a olvidarnos de quienes han compartido con nosotros escenarios e historias comunes.
Es por ello que nos alegramos, sinceramente, al restablecer el diálogo, de volver a contactar con la otra persona y conocer de sus vientos favorables,  solidarizándonos con los pequeños o grandes naufragios que le acontecen.
Como navegantes en continuo ir y venir abandonamos puertos con destino a otros, y en el ajetreo de la carga y la descarga no encontramos el momento oportuno para comunicarnos, tiene que ser en alta mar, en los momentos de calma, cuando conectemos la radio para retomar el contacto.
Nos alegra saber de ti y recibir noticias tuyas.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Tus palabras.


Tus mejores palabras no son las que pronuncias, sino aquellas que callas.
Palabras que intento leer mirándote a los ojos e interpretar como si de una partitura se tratara.
Palabras con corazón, con ritmo, con alma.
Palabras separadas por largos silencios e intensas y fugaces miradas.
Palabras que callan pero dicen todo de ti y de lo que sientes.
Palabras llenas de dudas y escasas respuestas.
Palabras soñadas libremente cualquier noche, cualquier día.
Palabras que charlan con las mías, sin darnos cuenta.
Tus mejores palabras son las que callas, pero me conformo con escuchar aquellas que hablas.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Recuerdo.


Recuerdo tu rostro, tus gestos amables, tu pícara sonrisa, el aire de tu presencia. Recuerdo tu voz cariñosa, la negra melena negra y tu cuerpo de sirena en pantalones vaqueros. Tantos recuerdos, después de tanto tiempo, que permanecen todavía inalterables en mi memoria, como si fuera ayer la última vez que nos vimos. Pero han pasado los años, tantos años, y todo ha cambiado, tu vida, mi vida, tu mundo, mi mundo, ya nada es igual ni puede serlo, pero el recuerdo, tu recuerdo, continúa grabado en mi historia, en la biografía de mi vida, en un lugar preferente, destacado, dando sentido a todo lo vivido antes y ahora, en otros rostros, en otros recuerdos.
Recuerdo, te recuerdo, y noto tu presencia a mi lado sonriendo atónita mientras lees las palabras que escribo en esta fría noche de luna llena, en silencio, sin decir nada, pues ya está todo dicho, sin necesidad de comunicarnos a través del tiempo, me basta con el recuerdo para reconstruir este feliz momento.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Negra sombra.


Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.

******************************
Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
a los pies de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.

Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que zumba.

Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mi misma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.

Rosalía de Castro
(Follas Novas, 1880)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Contracorriente.


A contracorriente fluimos en sentido contrario al devenir de la vida. Nadamos a contracorriente, enfrentándonos a las olas de los mares sociales. A contracorriente de tópicos, de verdades absolutas, de clichés trasnochados. En contra de la opinión general y del sentido mayoritario, a favor del sentido común y de nuestra particular opinión. Porque dudamos de casi todo, incluso de nuestras propias dudas. Porque si no vemos no creemos, tampoco cuando nos ciega la luz de la razón. Porque disfrutamos yendo, cuando los demás vuelven, y regresando antes de que parta la manada. Sólo nos dejamos llevar por la corriente de nuestra intuición, del inconsciente, de nuestro presentimiento y de los sentimientos que brotan a flor de piel, guiados por una melodía que nos atrapa, por aromas y perfumes envolventes, por la hipnotizante mirada de brillantes ojos miopes, a contracorriente.

martes, 13 de diciembre de 2011

Sobrevolando juntos.



Felices marionetas movidas por el viento de otoño al final de la tarde. Colgados de una lona, suspendidos en el aire, volando rodeados de aves que nos acompañan en nuestro viaje al encuentro con el ocaso. Sentimos el viento en la espalda meciéndonos suavemente en este columpio elevado. Contemplamos, ahí abajo, sólo unos metros debajo de nosotros, la ciudad de Córdoba. Sobrevolamos el Guadalquivir y giramos lentamente encima del puente romano observando a turistas que nos fotografían y saludan con simpatía y un poco de envidia. Azules claros que se mezclan con los primeros amarillos del atardecer esperando tornar a rojo fuego en el último momento. Yo, como siempre, detrás de ti, sigo tus evoluciones aéreas y te sigo a prudente distancia para no enredar nuestras cuerdas evitando el desastre. Nos comunicamos por medio de la radio de nuestros cascos y expresamos sentimientos de libertad y amor a la naturaleza, al arte, a la literatura, a la vida, a las emociones y a nosotros mismos, con recíproca correspondencia.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Libera tus piernas.


¿Quién ató tus piernas e impide que camines?
¿Acaso no eres tú quien paraliza tu cuerpo?
¿Vas a permanecer largo tiempo inmóvil?

Si fue alguien, rebélate, lucha y pide ayuda.
Si fuiste tú la autora del amarre, rompe tus ataduras.
¡Levántate y vuelve a danzar de nuevo, sin miedo!


Cuadro: "Sin título"
Autora: Blanca Frías

sábado, 10 de diciembre de 2011

Sirenas del Guadalquivir.


Sirenas multicolores en el barrio judío siguen mis pasos, cruzamos el puente romano, me seducen y nos dejamos llevar a orillas del Guadalquivir.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Farolas.


Soñamos ser planetas, satélites o estrellas, girando alrededor de un gran eje, expandiéndonos juntas en el infinito espacio del universo huyendo de agujeros negros.

Mas sabemos que somos farolas ancladas a la tierra mediante estilizados tubos metálicos; que carecemos de luz propia aunque brillemos en la oscuridad de la noche; que impactan en nuestra esfera meteoritos lanzados por manos gamberras; que se posan en nosotras astronautas alados.

Sabemos todo eso y lo que las bombillas ven a diario debajo de nuestras cabezas. Contemplamos la línea de horizonte, las nubes, la lluvia y las tormentas. Admiramos las noches de luna llena y soñamos, por qué no, ser algún día planetas, satélites o estrellas.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Llámame.


Llámame oculta en el frío silencio,
llámame en la distancia del tiempo,
a través del viento y las nubes, llámame.

Llámame cuando no pienses,
cuando estés dormida, llámame,
llámame aunque no responda.

Llámame, pronuncia mi nombre
o cualquier otro, pero llámame.

Llámame después del llanto
y antes de tu risa, llámame.

Llámame si necesitas mi escucha
y si deseas hablarme, llámame.

Llámame nunca: ni ayer ni mañana,
mas si al fin decides llamarme:
llámame ahora y siempre.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Flexible.


Si entrenamos nuestro cuerpo realizando ejercicios de estiramiento y flexibilidad para mantener el tono muscular y la forma física, por qué nos cuesta tanto practicar esa filosofía de vida sana con nuestra razón y con nuestros sentimientos.

Requerimos disciplina para ejercitarnos todos los días de la semana. Evitaremos aferrarnos a verdades eternas, a tópicos manidos, intentando comprender que cada instante, cada situación y cada una de las personas que están aquí, a nuestro lado, son diferentes, distintas y en constante evolución, por tanto nuestra respuesta no puede ser la misma a cada momento.

Adaptemos nuestro discurso, nuestra capacidad de comprensión, los gestos de nuestra cara y las palabras que dejamos nacer de la garganta a los oídos, la inteligencia y el estado anímico de nuestro interlocutor.

Seamos flexibles: como el agua que se adapta a todas las formas y continentes, como el viento que rodea y sobrepasa las montañas, como la música expresando emociones, como la sonrisa que modela nuestro ánimo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Disyuntiva.


La vida es una constante disyuntiva que nos induce a optar por una alternativa: podemos quedarnos varados, seguir de frente, retroceder, girar a derecha o izquierda, bajar, subir, ocultarnos ... pero todas ellas son "vida" y no deberíamos despreciarlas, lástima que sólo podamos elegir algunas. Continúa eligiendo, viviendo.

La sombra de tu abrazo.


Esta es Luna, la sombra de Alicia, la vecina de al lado, abrazada a Tempo, la sombra de Luis, el marido de Alicia.

Cada vez que observo la escena, normalmente desde mi ventana, se me revuelven los claroscuros porque, además de que estoy enamorado de Luna, sé que ella detesta la compañía del impresentable de Tempo. Si os dais cuenta Luna finje el abrazo y aprovecha para pisarle el pié derecho a Tempo.

Perdonad, pero no me he presentado, yo soy Oscuro, la sombra de "El Chema y él", bueno, una de sus sombras pues como es un personaje polifacético también anda con varias a la vez (sombras).

Tempo es una mala sombra, y aunque su dueño Luis es una excelente persona, siempre está enredando con las sombras de los amigos y vecinos. Se entromete en nuestras vidas, difunde falsos rumores de nosotros, se burla de las sombras ancianas, enfada a las de las niñas, patea las sombras de los perros y, si puede, abusa de alguna sombra femenina despistada.

En algunas ocasiones, cuando mi dueño está absorto en desventuras de ensueño, bajo corriendo a la calle y, eclipsando a Tempo, me abrazo fuertemente a Luna que me recibe con los grises abiertos. En esos grandes momentos somos una única y espléndida sombra que desprende la luz del amor verdadero asombrando a propios y extraños porque, cuando Luis y Alicia ya están separados, nosotros continuamos abrazados algunos instantes más.

Ya veis que las sombras tenemos vida propia y que nuestro mundo es tan fantástico como el de la luz, por tanto cuidad de vuestras sombras para que os sigan con cariño y fidelidad a todas partes y os protejan de necias sombras indeseables.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Asombroso.


Aguardo a mi dueño en la puerta de la casa de su amante. Su discreción me impide, en misteriosas citas, ser testigo de sus actos. Comprendo que no quiera compartir conmigo ciertos asuntos de índole sentimental pues a mí me ocurre lo mismo. Algunas noches, cuando duerme, aprovecho para abandonarle y reunirme con Luna, la sombra de Alicia, la vecina de al lado. Escapamos por las rendijas de los bajos de las puertas y bajamos a la calle en ascensor. Paseamos cogidos de la mano, libres de los hilos que manejan nuestros dueños. Recorremos las calles vacías y nos abrazamos sentados en los bancos de los jardines municipales. En las noches de botellón bailamos y bebemos alegremente con los jóvenes del barrio que piensan que somos fruto de su etílica imaginación. A punto de amanecer regresamos corriendo a casa dispuestos a acompañar a nuestros amos en su dulce despertar, bien es cierto que esos días nos cuesta más esfuerzo seguirles a corta distancia.
Espero que hoy no tarde más de lo acostumbrado, o que alguna sombra perdida o sin dueña acompañe cariñosamente mi espera.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El cuento de Sirena.

"... se veía enseguida que estaba enamorada de él. ¿Enamorada? Bueno, llámalo así si quieres, porque ahorra explicaciones. Pero no de mí, de mi ser real, de este que te habla ahora mismo con sinceridad, sino de ese que ella se inventó y con el que sueña: lo acostumbrado. Y como ése, el que le interesa, es al mismo tiempo el que conoce, quien está diariamente a su lado permanece tan desconocido para ella como si no lo hubiera visto nunca."

Gonzalo Torrente Ballester.

sábado, 3 de diciembre de 2011

De este a oeste.

"Si quieres conocer el final debes llegar hasta él"

Después de compartir una jarra de agua anaranjada, que hace honor a la ciudad de partida, zarpamos una tarde de otoño desde el puerto de Valencia en el viejo y destartalado carguero que arrastra lentamente nuestras vidas intentando regresar a La Coruña.

Travesía recurrente en ambos sentidos a lo largo de la historia de nuestro viejo barco.

Tal vez sea este el último y definitivo viaje de regreso, cansados de tanto ir y venir entre suaves olas del Mediterráneo y asesinas olas de la Costa de la Muerte, sin descanso.

Abandonamos la luz, el color, el brillo y la jovialidad de levante destino a la bruma, la brisa, los claroscuros ceniza y la saudade de poniente.
Nos despiden en Valencia con una estruendosa mascletá que llena de olor a pólvora nuestros pulmones y nubla la vista el picor del humo azulado que desprende. Fuegos artificiales a la entrada de la noche a modo de faro multicolor que marca el punto de inflexión de nuestras vidas.

Tranquila singladura hasta el estrecho de Gibraltar que separa, a modo de aduana, dos mares tan opuestos como impresionantes, con alegres sirenas doradas en el este y mágicas sirenas plateadas del oeste.
Amigas gaviotas nos acompañan y no dejan de cantar misteriosas melodías portuarias, flanqueados por juguetones golfiños portugueses.

Bajo una fina y persistente lluvia contemplamos majestuosa la Torre de Hércules señalando próximo nuestro destino.
Entramos en el puerto haciendo sonar la melancólica sirena evitando chocar con otros barcos que se mueven en la espesa niebla.
Por fin atracamos en el muelle de Santa Lucía, lanzamos amarras y saltamos a tierra gallega camino de la calle de los vinos dispuestos a saborear una tazas de ribeiro, con pulpo a feira, para celebrar el regreso a nuestros orígenes.

"Tan sólo nos queda esperar la llegada del final para conocerlo"

jueves, 1 de diciembre de 2011

Noche de niebla.


Noche que estrena diciembre. Noche húmeda de niebla envolviendo la ciudad. Tranquila noche de otoño sin viento ni lluvia; cinco frescos grados de temperatura despejan mi cansancio y mi sueño.

Sé que esta noche no voy a morir, pero deseo morir en una noche como esta. Una noche sin ruidos, en calma, de fresca niebla que refresca mi rostro y de tenues tinieblas arropando mi alma cerca del mar.

Tal vez, seguro, que en esa última noche de mi vida, y primera de mi muerte, no pueda expresar, por falta de tiempo, de lucidez, por culpa de un accidente, de una vejez paralizante o de cualquier otra circunstancia adversa, mis sentimientos. Por eso ahora, en este nocturno momento, cuando todavía estoy vivo y soy consciente de mis actos, quiero decirte que te quiero, que os quiero. Y quiero pedirte, pediros, perdón por aquellas palabras malnacidas de mi garganta que te ofendieron; perdón por aquellos actos impropios de un ser casi humano; perdón por lo que puede hacer por ti y no hice. No tengo palabras ni sentimientos que reprochen nada. Cicatrizaron todas mis heridas, comprendo tus actos y tus sentimientos, aunque no me perdono no haberte querido también entonces, cuando creció la distancia.

Sé que esta noche no voy a morir porque quizá ya esté muerto y estas palabras sean fruto de la energía virtual de mi imaginación tecleando las letras blancas del ordenador. En todo caso, si estoy vivo, muerto, o ni vivo ni muerto, reitero que te quiero, que os quiero, y quiero que lo sepas en esta apacible noche de niebla.